7.3.06

Planeamiento Estratégico: la visión de Oscar Tangelson


Dejar que los principales actores del mercado argentino, y del comercio internacional, decidan qué produce el país, como lo hace y en función de qué franja de consumidores, fue casi una marca distintiva de los ‘90. Fijar una serie de metas, orientar los recursos del Estado hacia esos objetivos y diseñar políticas que ayuden a sortear los obstáculo planteados en el escenario internacional, podría transformarse en una fórmula típica de la nueva fase de la economía argentina iniciada tras la debacle de diciembre de 2001. Uno de los intelectuales que impulsan esta política neodesarrollista es el secretario de Política Económica de la Nación, Oscar Tangelson. Para desarrollar la nueva estrategia deberían tenerse en cuenta las áreas de la economía en las cuales la Argentina tiene ventajas naturales o intelectuales y fomentar su desarrollo en función de planes a lago plazo. Además de la generación de empleo, la incorporación de valor debería ser, para el economista, una de las prioridades del nuevo modelo. Sólo de esa forma Argentina podría dejar de ser sólo un granero, un frigorífico y barril proveedor de granos, carne y petróleo al mundo para transformarse en una marca registrada en góndolas locales y de otros países del planeta.
Tangelson piensa que los argentinos nos empecinamos en discutir acerca del 20% de cosas que nos separan en lugar de construir juntos alrededor del 80% de los temas en los que habría consenso. Y prueba de ellos sería la pobreza de los indicadores de crecimiento de los últimos 30 años del siglo XX: “Argentina creció a un promedio del 1% anual, lo mismo que la población, lo que implica que virtualmente la Argentina no creció en términos de riqueza por habitante”. Un objetivo realistas sería, entonces, promediar el 4 o 5% de crecimiento durante las próximas dos décadas. “Esto implica determinar con qué contamos, cuáles son nuestros objetivos, en qué medida resulta indispensable el conjunto de los esfuerzos de todos los sectores para hacer frente al desafío”. Durante una disertación en La Plata, Tangelson recordó que la capital bonaerense fue concebida como parte de un proyecto a largo plazo ideado por la Generación del ‘80 del siglo XIX. Y aunque discrepa en la falta de acento puesto en la industrialización del país, Tangelson rescata la visión de largo plazo de ese grupo dirigente. “Cuando se funda esta ciudad, cuando se funda la Universidad de La Plata, cuando se abre esta ciudad a la idea del conocimiento como base fundamental de su desarrollo, se enfrentaban en el primer centenario los desafíos de un mundo en transformador: la aparición de la electricidad, del uso del acero del motor de explosión interna, estaban transformando la realidad mundial. Y hubo una dirigencia política, académica, empresaria, social, que comprendió la magnitud del desafío. Y plantearon proyectos. La enorme responsabilidad que tenemos todos quienes hoy tomamos decisiones en el ámbito público, en el ámbito institucional, en el ámbito académico, en el ámbito empresario, es que precisamente estamos frente a una transformación de similares características”, cree.
Para trazar una estrategia de desarrollo del país, no deberían dejar de tenerse en cuenta algunas “verdades de perogrullo”, como que Argentina forma parte del planeta y es imposible no tener en cuenta las consecuencias de esa realidad, y que el presente forma parte de la historia. “Los problemas que enfrentamos hoy son consecuencia de decisiones que tomamos en el pasado, y el futuro va a ser consecuencia de las decisiones que hoy tomemos o no tomemos”. En ese punto radica la importancia de una estrategia de desarrollo.

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“Argentina tiene que ser granero y góndola del mundo”



“Vivimos un proceso de transformación similar a la de la época fundacional de la ciudad de La Plata”

“El futuro va a ser consecuencia de las decisiones que hoy tomemos o no tomemos”


“Argentina ha hecho un extraordinario proceso de transformación de su actividad agrícola-ganadera. Y ha sido producto de un fuerte proceso de inversión, pero tenemos que incorporar valor, asociar a la industria en el proceso. Esto significa transformar el granero en la góndola y producir con valor agregado, generación de trabajo y una demanda internacional que le de sentido”.