23.4.07

Empezar desde la escuela: una solución japonesa para superar la baja productividad de la economía argentina





El segundo año de la escuela primaria marcaría la diferencia de las economías de Japón y Argentina, según ironizó Jorge Todesca, presidente de la consultora Finsoport y ex vicepresidente del Banco Provincia. Mientras en el país de Oriente se les enseña a los chicos que la Nación en la que viven es muy pobre, en Argentina se dice, por el contrario, que la suya es inmensamente rica. Mientras la pobreza relativa obliga a maximizar los esfuerzos para mejorar la calidad de vida, la abundancia real o supuesta es tierra fértil para la pereza. Y la fórmula para que la economía argentina en general y la bonaerense en particular superen sus cuellos de botella históricos y sigan por muchos años un sendero de crecimiento sería justamente imitar a Japón: partir de los recursos propios y de las actividades en desarrollo e iniciar un proceso de modernización del aparato productivo -incluido el rural- y de integración de cadenas de valor que incluya no sólo a las grandes empresas sino además a las PyMEs. La fórmula -si la hubiera- sería vender conocimiento aplicado y no sólo productos que, como los derivados de la soja, requieran aplicación de tecnologías modernas. No sólo habría que sembrar con tractores que tengan tecnología de localización satelital sino que sería necesario producir esas maquinarias con tecnología propia e insumos predominantemente nacionales, aplicando el conocimiento desarrollado en universidades argentinas. Ahondando en estas ideas propias de la heterodoxia económica, la semana pasada, Todesca cerró en la Bolsa de Comercio de La Plata una charla organizada por la Fundación para la Integración Federal de la tomó parte también el economista Patricio Narodowski, jefe de Gabinete de Asesores de la secretaría de Programación Económica del Gobierno nacional. Los análisis fueron coincidentes en más de un aspecto, pero Narodowski hizo un análisis un tanto más exhaustivo del momento actual de la economía argentina en general y bonaerense en particular y sugirió cambios cualitativos. Hoy la producción de bienes en la Provincia tendría las siguientes características: lHoy crecen la agroindustria (que incluye harinas y aceites) y otros productores de artículos básicos de escaso componente tecnológico. lHay pocos eslabonamientos productivos, lo que obliga a comprar insumos o maquinarias en el exterior y a crear una presión sobre las importaciones. lTienen gran importancia para la economía la construcción y servicios de muy baja calidad. lLos productos que se producen localmente y se venden en el mercado interno son de escaso contenido tecnológico y bajos salarios. Frente a este panorama, el desafío sería aumentar la complejidad de la economía -su contenido tecnológico y su especificidad- ya que, según Narodowski: lAumentaría la productividad general de la economía, porque se produciría más con igual cantidad de recursos humanos. lLa mayor productividad repercutiría de forma directa en la balanza comercial, ya que haría menos necesaria la importación de ciertos productos. lLa mayor complejidad tecnológica generaría nuevos negocios, por ejemplo los vinculados con la propia innovación. lUn sistema productivo más moderno permitiría abonar mejores salarios. En particular, Buenos Aires debería ser el centro de este proceso de cambio por tratarse de la provincia en la que se puede desarrollar, con aplicación de conocimiento generado en centros de investigación y universidades, el eslabonamiento de las actividades agropecuarias con sectores industriales y servicios de mayor calidad. La estrategia a desarrollar por los Estados Nacional y bonaerense, aprovechando la coyuntura económica favorable, deberían ir dirigidas a fomentar: lLas inversiones en las industrias siderúrgica, automotriz, de maquinarias agrícolas y petroquímica. lEl desarrollo de PyMEs innovadoras que puedan desarrollar productos propios o servicios de alta calidad para las grandes empresas. lLa producción de conocimiento aplicable a la producción.

19.4.07

Felipe Solá ya tiene plata para terminar su gestión sin sobresaltos financieros



En sólo 40 días de gestión al frente del ministerio de Economía de la Provincia, Carlos Fernández logró consolidar el frente financiero, que en principio parecía tormentoso por las diferencias políticas con la Nación y la inestabilidad de los mercados financieros mundiales. Con el sólo cambio de funcionario -Fernández antes negociaba del otro lado del mostrador con el ex ministro Gerardo Otero- se logró un convenio que permitirá a la Provincia contar con $ 2.740 millones que cubrirán la totalidad de los servicios de deuda con la propia Nación y que se pagarán a ocho años, con uno de gracia para el capital y una tasa fija del 6%. El dinero de ese acuerdo publicado ayer en el Boletín Oficial, se suma a los $ 1.240 millones que aportará el bono emitido la semana pasada en los mercados internacionales, con lo cual ya estarán cubiertos los vencimientos de deuda de este año -unos 3.870 millones- y parte del déficit primario. Un 34% de los vencimientos refinanciados por la Nación corresponden al canje de deuda pública, el 19,4% a la carga de los patacones -incluidos en el Programa de Unificación Monetaria- y el resto son vencimientos de los programas de financiamiento firmados en los últimos cuatro años. Los 2.740 millones se contabilizarán de forma retroactiva desde marzo pasado, con la primera de las diez cuotas, pero como irán a cubrir vencimientos de deudas anteriores, por la Tesorería de la Provincia no pasará un sólo billete. El primero desembolso virtual será de 500 millones de pesos (ya se da por concretado), y el último de 200 millones, a fin de año. Desde enero de 2008 se pagará mensualmente el 6% de interés, y desde enero de 2009, y en 83 cuotas mensuales, la Provincia devolverá el capital adeudado. La garantía, como en años anteriores, será el dinero de la coparticipación federal de impuestos nacionales.

En el convenio de financiamiento también se incluyó un cambio en la fórmula de indexación de los planes de financiamiento de 2003 y 2004: antes se pagaba 2% anual de interés más el índice CER (elaborado tomando como base el índice de precios al consumidor). Ahora se abonará también por esas deudas el 6% anual: el 2% durante este año y los otros 4 puntos se capitalizarán (en el caso del 2003) o se abonarán en una sola cuota (por lo de 2004) el 31 de mayo de 2008. Desde 2005, los programas de financiamiento no incluyen al CER. A través del acuerdo se acordó también que la Provincia use un saldo a favor por una compensación de deudas entre las dos jurisdicciones para realizar pagos pendientes correspondientes al programa financiero de 2006. El acuerdo rubricado por las dos jurisdicciones también obliga a la Provincia a un plan de austeridad fiscal y a reducir su deuda flotante (básicamente con proveedores) para llevarla de 2.100 millones de pesos a 1.737 millones. Según las metas propuestas por el programa financiero, la provincia de Buenos Aires deberá conseguir, fuera del programa, un financiamiento de 1.616 millones. La mayor parte de ese dinero -unos U$S 400 millones- será cubierto con el financiamiento conseguido en los mercados financieros con la emisión de bonos anunciada la semana pasada y que se perfeccionó ayer con la entrega de los títulos.

5.4.07

Argentina, país industrial


La relación particular entre el peso yel dólar, el contexto internacional y las estrate­gias de alianzas con otros países, incentivaronen los ‘90 la exportación de productos prima­rios, en buena medida, y de manufacturas in­dustriales sólo a países con alianzas comercia­les, en especial Brasil. En los últimos años, ladevaluación, el crecimiento de China y el augede los biocombustibles, elevaron los precios delas materias primas pero incentivaron las ven­tas al exterior de manufacturas agropecuariasen una primera etapa, y de productos netamen­te industriales en los últimos años.
En el comparativo de las dos décadas surgeun crecimiento del valor agregado en las ex­portaciones argentinas que se refleja en variosindicadores.
En 1994, pleno auge de los modelo de con­vertibilidad, las manufacturas de origen indus­trial representaban, según cifras de RK Consul­tores, el 29% de las exportaciones, mientrasque n 2006 la participación alcanzó el 32% deltotal.
Según la metodología de la Cepal, la partici­pación de los bienes industriales crecieron del31,7% en 1993 al 37,75% en 2005.
La ruptura entre los dos modelos se produjoentre 2001 y 2002, según explicó el economis­ta Maximiliano Scarlam, de abeceb.com: "Cre­cieron las exportaciones de todos los sectores,pero en mayor medida los vinculados con lasmanufacturas". Los productos elaborados deorigen agropecuario se vendieron un 105%más; las manufacturas de origen industrial,78%. El rubro Combustibles y Energía se elevó54% y los Productos Primarios 43%.
"Hay que distinguir dos etapas tras la deva­luación. Por una parte, entre 2003 y 2004 hu­bo un crecimiento vertiginoso de las manufac­turas de origen agropecuario que se quedó ahí;y entre 2005 y 2006 hubo un auge de la indus­tria automotriz, en parte por la recuperaciónde Brasil". En la primera etapa crecieron sobretodo aceites, harinas y preparados cárnicos, yluego automóviles, autopartes y otras indus­trias de menor peso como las de plásticos, quí­micos, caucho, especialidades farmacéuticas yproductos metalmecánicos.
Sobre la última etapa posdevaluación es muyilustrativo el crecimiento interanual de las ex­portaciones de vehículos a Brasil, México y Ve­nezuela. Al socio mayor del Mercosur, Argenti­na vendía casi 64 mil vehículos en 2005, y pasóa 113 mil en 2006, gracias al crecimiento de lademanda de vehículos de media y alta gama. Asu vez, las ventas a México, que casi no pesabacomo mercado antes de la devaluación, crecie­ron hasta alcanzar las 52.800 unidades en2006. A Venezuela, otro destino más reciente,ya se están vendiendo más de 7 mil vehículos.
En el resumen del último lustro, el 40% delcrecimiento de las exportaciones fue aportadopor los productos agropecuarios con ciertogrado de elaboración, y el 33% por las manu­facturas de origen industrial.
Para realizar la perspectiva de los próximosaños, hay que tener en cuenta que el auge delos biocombustibles hizo subir el precio del tri­go y mantuvo alto el de la soja, lo que implicamayores ventas de productos primarios y deri­vados de la región, pero indirectamente auguraun mantenimiento de la demanda brasileña deproductos terminados, ya que contará con di­visas por las ventas de esos comodities.
A su vez, la alianza estratégica con Venezuelay la progresiva reducción de los aranceles in­dustriales para los productos del Mercosurabre otra vía para la colocación de productosmanufacturados argentinos.

4.4.07

Buenos Aires, con destino exportador


Buenos Aires no sólo es soja y ganado vacuno. En 2006, como en los años anteriores, volvió a ser la principal provincia exportadora en todos los grandes rubros, pero se destacó especialmente en el industrial: casi dos de cada tres dólares que ingresaron al país por la exportación de manufacturas de origen industrial fueron consecuencia de la venta de productos fabricados en la provincia de Buenos Aires.
Un informe de la consultora abeceb.com indica que el 38% de las exportaciones argentinas, unos 17.723 millones, fueron de empresas bonaerense. Y de ese total, unos 9.329 millones fueron exportaciones industriales. De esa manera, la venta al exterior de manufacturas industriales - en especial automóviles - fue en dólares más importante que la suma de las manufacturas o productos primarios de origen agropecuario como la soja en granos o aceite, el ganado en pie o los cortes Hilton. De hecho, mientras el total de exportaciones de la Provincia aumentó 13% respecto de 2005, las ventas de productos netamente industriales se incrementó 19,8%. El 52,6% de las exportaciones bonaerenses de 2006 corresponden a manufacturas de origen industrial.
"Este notable desempeño exportador de la Provincia se sustenta en tres pilares: un tipo de cambio competitivo, un contexto macroeconómico propicio y políticas activas de promoción de exportaciones, tanto a nivel nacional como provincial", opinó la ministra de Producción, Débora Giorgi.
En orden de importancia, las únicas dos provincias que en conjunto pueden rivalizar con Buenos Aires son Santa Fe, con 8.900 millones de dólares, y Córdoba, con 4.794 millones de exportaciones netas. Si se toman sólo las de productos industriales, las ventas externas de esos estados subnacionales descienden a 1.087 y y 1107, respectivamente.
Luego de la devaluación, los productos industriales comenzaron a ganar mayor peso en la estructura exportadora argentina: crecieron del 26,1% de las ventas totales en 2003 al 31,8% en 2006. "Para el 2007 - dice el informe de abeceb.com- se espera que la participación de las Manufacturas de Origen Industrial continúe traccionando las exportaciones y contribuyendo a incrementar su valor agregado".
En el intercambio de productos industriales, el Mercosur es el principal mercado para Argentina y uno de los más importantes para Brasil, junto con Estados Unidos. Pero a esas dos locomotoras - una muy grande y otra más pequeña - se suma Venezuela, proveedora de combustibles para sus industrias. En el caso de las autopartes, el intercambio Brasil-Argentina es desde hace años el principal motor de esa industria, pero Venezuela viene creciendo en lo referido a compras de productos argentinos, a tono con su incorporación al Mercosur.
En 2006, según un informe de IES Consultores, las exportaciones argentinas de autopartes llegaron a 2.312 millones de dólares. Sólo tres países concentran casi dos tercios del total: Brasil (43,7%), Estados Unidos (13,2%) y México (5,8%). Luego se aproxima Venezuela (4,4%), que un año antes ocupaba el séptimo puesto detrás de países como España, Alemania y Chile. El aumento de las inversiones en el sector autopartista, así como las facilidades que se abren para la venta de productos a la Nación caribeña, hacen prever un 2007 más productivo en materia de ventas externas.
La provincia de Buenos Aires tiene un perfil exportador con un significativo grado de diversificación, tanto en productos que vende al exterior como en destinos a los que exporta", señaló la economista María Martínez Garbino, de IES Consultores. "Al poseer un entramado industrial con cierto grado de desarrollo, con un núcleo de empresas maduras y competitivas, ha logrado diversificar su oferta exportable más allá de los productos agro-ganaderos. Esta diversificación de productos le permite alcanzar mercados más lejanos que los socios comerciales limítrofes, como Europa o Estados Unidos".
Maximiliano Scarlam, de abeceb.com, observó sin embargo que algunos mercados combinan barreras para los productos de nuestro país. Por ejemplo, en la competencia con los países de Europa del este por la venta de automóviles a Europa, Argentina lleva las de perder en términos arancelarios por la incorporación de muchos países a la Unión Europea, lo mismo sucede en términos de costos de flete y, en algunos casos, corre en desventaja por decisiones estratégicas tomadas por las automotrices en sus países de origen.