24.5.06

Las AFJP argentinas se quedan con el 37% de los aportes de sus futuros jubilados






Los inversores - de cualquier tipo -tienen sus negocios en claro: depositan dinero y esperan recibir más que lo que confiaron al administrador de sus fondos. Los ahorristas, en cambio, sólo esperan que su dinero no pierda valor. ¿Y los afiliados a las AFJP? El sistema actual parece condenarlos a que pierdan parte de sus aportes: uno de cada tres pesos que depositan en su cuenta individual es apropiado por las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones.
El último Boletín Estadístico de la Superintendencia de AFJP indica que, en promedio, el 37% del dinero descontado a trabajadores y asalariados es apropiado por las administradoras en concepto de comisiones. En algunos casos, el porcentaje que queda en manos de las administradoras supera el 40%. La rentabilidad anual de los fondos es del 9,8%, lo que indica que son necesarios 4 años sólo para recuperar el dinero aportado al sistema.
En esos mismos cuatro años, un inversionistas podría obtener un 28% de rentabilidad sobre el capital invirtiendo en títulos del tesoro norteamericano, considerados por agentes globales como los más seguro de todas las plazas financieras del mundo.
Pocos en su sano juicio depositarían un dinero en una AFJP. Esto no es un juicio de valor si no un dato de la realidad: la Superintendencia de AFJP indica que, en los últimos 12 meses, sólo el 21% de los trabajadores o autónomos se afiliaron de manera voluntaria al sistema. El 79% no hizo ninguna opción, y el destino de su dinero fue a sorteo ente las 11 administradoras.
Otro aspecto de interés, que se desprende del informe oficial, es que el total de afiliados alcanza los 10,8 millones de personas, pero sólo aportan 4,4 millones. De los que sí cumplen, el 95% son empleados dependientes de empresas y el 5% empresarios o monotributistas. Si la proporción fuera idéntica en el caso del total de afiliados, los no aportantes serían, en la mayoría de los casos, trabajadores en negro, o empleados de empresas que no estarían cumpliendo con sus obligaciones en materia previsional. Una pequeña parte de los incumplidores estaría compuesta, en tanto, por trabajadores autónomos que prefieren quedarse con su dinero en lugar de confiarlo a una administradora privada.
Este breve panorama indica, sin atenuantes, que fue muy mal negocio para los futuros jubilados haber derivado, en los últimos 11 años, 33 mil millones de pesos al sistema de capitalización individual. Hoy, el total de fondos del sistema privado alcanza los 75 mil millones de pesos. Cuando el sistema era estatal, los gobiernos utilizaban el dinero de los aportantes al sistema para financiar gasto público social. Y eso sigue sucediendo en buena medida, ya que 54% del dinero invertido en el sistema fue prestado al Estado argentino, el 14% está en título y valores privados nacionales, el 10% en títulos y valores extranjeros, el 4% en plazos fijos y el 18% en otras inversiones. A diferencia de los ocurrido hasta 1994, por ese 54% el Estado argentino debe pagar intereses. Y el dinero para abonar esa carga es abonado por los propios contribuyentes, incluidos los aportantes al sistema previsional, a través del pago de impuestos. ¿No será tiempo de pensar en un cambio de sistema?

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