17.9.06

Producir más y mejor para atacar las causas profundas de la inflación en Argentina

¿Porqué aumentan los precios? Para decirlo muy fácil: porque los diferentes actores económicos - empresarios, trabajadores, consumidores - compiten entre sí por ver quién se lleva la parte más grande de la torta. Y para lograr ese objetivo dejan de adquirir productos (para impulsar una baja), realizan huelgas (para mejorar los salarios en relación con los productos) o suben los precios de los bienes o servicios ofrecidos al mercado. A veces el Estado interviene en beneficio de alguno de esos sectores y otras veces “deja hacer”, y de esa manera fortalece a quién tiene una posición dominante. Ahora bien, cuando el incremento de precios se generaliza a la mayoría de los productos y se mantiene en el transcurso del tiempo, se pasa al fenómeno inflacionario.
Algunos economistas atribuyen la inflación a fenómenos monetarios: déficit fiscal cubierto con emisión desenfrenada de dinero, compra de dólares o regulaciones económicas de todo tipo. Otros especialistas atribuyen la inflación a características estructurales de los países: por ejemplo, la existencia de monopolios u oligopolios en algunas ramas productivas, la dependencia de insumos importados o la venta al exterior de productos de bajo valor agregado. Una tercera variante supone que la inflación no difiere substancialmente de un simple aumento de precios, y de lo que se trata es de compatibilizar los objetivos de los diferentes sectores. A esta última tesis adhiere el gobierno cuando convoca a acuerdos de precios. Para las otras dos escuelas, esta es una solución para el corto plazo porque no ataca las regulaciones estatales o, por el contrario, no resuelve los problemas estructurales de la economía.
De lo anterior se deduce que si este gobierno no pretenden retornar a los paradigmas liberales de los ‘90 debería ocuparse se profundizar el perfil productivo del modelo económico desactivando monopolios, reduciendo la dependencia de insumos o tecnología importada, agregando mayor valor a las exportaciones y mejorando la calidad de la inversión.
El economista José Sbattella explicó que en algunas ramas industriales los precios pueden fijarse en el despacho de un, dos o tres gerentes. Por ejemplo: en la industria siderúrgica, una sola empresa concentra el 84% de las ventas en el mercado interno. En Cemento, 3 empresas tienen el 96%. En galletitas, 2 firmas tienen el 73% del mercado. En lácteos, las dos primeras tienen el 66% de la torta. Y en la comercialización de estos productos también actúan empresas con posición dominante: una sola cadena tiene 475 bocas de expendio y concentra el 31,2% de las ventas.
Lácteos y carne tienen también el inconveniente que conlleva una demanda externa dispuesta a pagar precios más caros. Los productos vacunos tienen asimismo una oferta concentrada en el Mercado de Liniers y en los remates y compras directas que toman los valores comercializados allí como referencia. Por eso las inversiones previstas en el plan ganadero y el eslabonamiento de esos sectores con la investigación científica aplicada y el desarrollo industrial son tan importantes para un desarrollo productivo de largo plazo con baja inflación.

1 comentario:

Unknown dijo...

Las causas de la inflación son varias, y el pequeño efecto de una causa puede llevar a multiplicarse pues suelen a parecer otras. En la nota que sigue se muestra que muchas veces el interes individual y el social van (aparentemente, en el corto plazo) uno en contra del otro.

¿Actuamos contra de nuestros intereses?
¿Por qué motivo muchas veces hacemos cosas contrarias a nuestros intereses?
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Si, las hacemos. Di un ejemplo: muchas veces forcejeamos para entrar al subte (el metro) y no dejamos salir a los que entran. Comprendemos que sería mucho mejor, más rápido, más civilizado y más justo hacer una cola en cada puerta, dejar bajar con amplitud, y luego entrar por orden. En general lo entendemos bien, pero resulta que en la realidad, en la práctica diaria, si tratamos de hacerlo bien es más probable que no podamos entrar al coche.
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El tema es entonces no tanto un problema de entendimiento sino de que el interés individual choca con el social. Claro que el entendimiento es previo a todo comportamiento social, y muchas veces es difícil asimilarlo. Incluso hay situaciones en que la cuestión es discutible.
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Otro ejemplo discutible: ¿La gente comprende que la huelga perjudica al sistema productivo? Creo que lo comprende: Días caídos y situación tensa entre productores y empleados atentan contra la economía en general. Pero ¿Esa situación es peor que el salario bajo para unos y las altas ganancias para otros? La gente en general prefiere ir a la huelga en defensa de sus intereses y no se preocupa de la economía vista globalmente. Para saber si se trata de un caso similar al del subte hay que analizarlo muy a fondo. Me gustaría que en este y otros casos se abra el debate popular, por todos los medios posibles y durante cierto tiempo.
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Parecería que el interés personal o de grupo es a veces contrario al interés general. Un periodista interrogó a un joven robando algo de un supermercado en un saqueo: “¿no pensás que esta acción está contra del interés general?” Y el muchacho contesta: “A mi no me importa nada de nada. Vea como todos se llevan las cosas y a nadie le pasa nada. ¿Quiere que me quede mirando en la vereda?” Ante el hecho consumado, la posibilidad sin consecuencias personales, el interés individual o de grupo; parecería que el hecho antisocial es inevitable. ¿Cuál es la solución? Me parece que debemos crear mucha mentalidad social mediante el diálogo y la discusión. Hice un proyecto general y coherente para el futuro argentino en: http://www.alipso.com/monografias2/Proyecto_Para_el_Largo_Plazo/index.php
conserje@hotmail.com